BOLETÍN DE PRENSA EL SUR RESISTE 24 de septiembre 2024
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Con los mismos argumentos del “progreso” y “desarrollo” del PRI y el PAN, el gobierno obradorista ha encabezado el despojo y la destrucción de territorios indígenas en el sur-sureste mexicano.
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Ante restricciones ambientales en EUA, empresas chinas, canadienses y estadounidenses promueven red de gasoductos en México. La energía fósil a bajo costo, extraído con fracking en EUA, aumenta los riesgos en el Golfo de México y comunidades del sureste.
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La nueva colonización interna: organizaciones, comunidades, pueblos y barrios del Sur/sureste mexicano denuncian reordenamiento territorial a favor de grandes capitales nacionales y transnacionales.
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Denuncian la imposición de 12 parques industriales en territorios indígenas del Istmo de Tehuantepec como parte del Corredor Interoceánico. Reconfiguración y transformación del paisaje amenaza comunidades ancestrales.
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Continúa la destrucción con mando militar en el megaproyecto interconectado “Tren Maya – Corredor Interoceánico”. Se suman hoteles militares en Áreas Naturales Protegidas mientras desplazamientos, violencia y crimen organizado van al alza.
Las organizaciones, comunidades, pueblos y barrios del Sur/sureste del país que convocamos en abril y mayo del 2023 a la Caravana y Encuentro Internacional El Sur Resiste con la finalidad de denunciar la destrucción provocada por el megaproyecto militar interconectado “Tren maya – Corredor Interoceánico” y articularnos para la resistencia y la siembra y crianza de buenos sistemas de vida para los pueblos, hoy, 24 de septiembre del 2024, cuando está por terminarse el primer sexenio encabezado por el partido MORENA e iniciar el segundo, manifestamos que la política económica y energética capitalista impulsada desde hace más de 30 años por el PRI y el PAN a favor del gran capital trasnacional sigue con más fuerza y más destrucción con el nuevo partido hegemónico.
Nuestros pueblos se han encargado de cuidar la naturaleza en estos territorios: las selvas, los bosques, el agua, el viento, el mar. Estos lugares son sagrados y fortalecen nuestras espiritualidades y nuestras formas de vida. El gobierno obradorista afirma, bajo la narrativa del “progreso” y del “desarrollo” que, por fin, un gobierno ha volteado a ver el sur-sureste de México, que ahora sí nos vamos a desarrollar, que vamos a salir de la pobreza con el Tren Maya y el Corredor Interoceánico, pero nosotros protestamos porque desgraciadamente lo han volteado a ver para saquearlo y destruirnos con sus trenes, gasoductos, hoteles, desarrollos inmobiliarios y parques industriales. Estos megaproyectos impulsan un modelo económico basado que compromete de manera sumamente negativa el futuro de nuestro territorio mexicano y por lo tanto de nuestras vidas y la de las futuras generaciones.
El actual gobierno obradorista ha asumido la tarea de facilitar la expansión territorial de este modelo capitalista en el sur-sureste mexicano mediante la imposición de dos proyectos emblemáticos: el Corredor Interoceánico del Istmo de Tehuantepec y el mal llamado Tren Maya, los cuales están reconfigurando una región que es el hogar de pueblos indígenas como los mayas, zapotecas, mixes, zoques, ikoots, chontales, náhuatl, nuntajiiyi’(popolucas), chinantecos y afromexicanos, quienes nos hemos asentado en estos territorios ancestralmente y no fuimos jamás consultados debidamente.
A raíz de estas violaciones a leyes nacionales y tratados internacionales, distintas organizaciones indígenas y no indígenas hemos interpuesto más de 50 amparos judiciales, como es el caso del Consejo Regional Indígena y Popular de Xpujil, que tiene una suspensión definitiva a su favor que prohíbe la continuación del Tren “Maya” y sus proyectos vinculados en el municipio de Calakmul, a donde la militarización llegó con contundencia. Al igual que los litigios en el Tramo 5 Sur, estas suspensiones no han sido respetadas y las obras continúan. Las violaciones a los derechos de los pueblos originarios, en el mismo sentido que las afectaciones ambientales, han sido acumulativas y sinérgicas.
Las líneas férreas del Tren Maya están avasallando la selva maya, colapsando y contaminando los cenotes que son nuestra fuente de vida, así como desviando y obstruyendo los cauces de los ríos subterráneos, esteros y manglares, que son las venas de nuestros territorios. Además, se están llevando a cabo proyectos turístico-inmobiliarios, como los hoteles militares, uno de ellos en el corazón de la Reserva de la Biósfera de Calakmul, donde han desplazado a distintas comunidades bajo el pretexto de la “conservación”, así como cientos de fraccionamientos “ecológicos” en la Península de Yucatán.
Atravesando el Istmo de Tehuantepec, están modernizando las vías del antiguo tren Interoceánico porfirista al igual que los puertos de Salina Cruz, en Oaxaca, y Coatzacoalcos, en Veracruz, y están construyendo una autopista. El sistema ferroviario se extenderá desde el Tren “maya” al Interoceánico, cruzando el estado de Tabasco y desde Ciudad Ixtepec hasta Tapachula, aumentando la conectividad comercial y facilitando el flujo de mercancías a través del Istmo de México para el beneficio de las grandes corporaciones, como ruta comercial alternativa al obsoleto Canal de Panamá entre Europa y Asia. Paralelamente, están proyectando la construcción y modernización de una red de gasoductos para transportar el gas extraído con fracking en Texas. Dado que en Estados Unidos existe actualmente la prohibición de instalar plantas de licuefacción de gas en sus costas, nos mandan su excedente de gas a México a través del gasoducto marítimo “La Puerta del Sureste”, como columna vertebral para el abastecimiento en energía eléctrica de los parques industriales, hoteles y demás proyectos asociados, que engañan con una “derrama económica” basada en la explotación laboral de mano de obra semi-esclavizada.
El gobierno también planea la imposición de 12 parques industriales a lo largo de la ruta interoceánica (4 en Veracruz, 6 en Oaxaca y 2 en Chiapas) con capitales europeos, norteamericanos y asiáticos. Este desarrollo industrial implica más despojo de tierras, pérdida de paz, seguridad y libertad afectando a las comunidades locales que hemos habitado y cuidado estos territorios por generaciones. Destruyen los tejidos comunitarios, las relaciones recíprocas, nuestra conciencia de colectividad y la madre naturaleza que nos proporciona vida digna. Un ejemplo de ello es el bosque del Pitayal en el municipio de Puente Madera, Oaxaca.
Todo esto implica una militarización creciente. El gobierno ha entregado la construcción del Tren Maya a la Secretaría de la Defensa Nacional y el Corredor Interoceánico a la Secretaría de Marina. Esto no solo refuerza la imposición de estos proyectos, sino que también busca garantizar los intereses del capital a expensas de los derechos de los pueblos originarios y la integridad del territorio. La militarización no garantiza de ninguna manera la seguridad de la población, ya que, como lo hemos visto a lo largo y ancho del país, las fuerzas armadas NO HACEN NADA para frenar el desastre humanitario provocado por la presencia del crimen organizado, que convierte en un martirio el tránsito de personas migrantes y la vida de nuestras comunidades del Sur/Sureste y, de manera particularmente dramática, del estado de Chiapas, donde nuestr@s herman@s se ven obligad@s a huir a Guatemala.
Queremos decirles a quienes tienen conciencia y corazón, a quienes presten oídos para escuchar, que estamos aquí, con los ojos abiertos. Los programas de asistencia social, un derecho ganado en favor de nuestros abuel@s, jóvenes, mujeres y otras personas, no deben ser un motivo para cegarnos la vista frente al modelo impulsado en materia económica y energética que compromete de manera sumamente negativa el futuro de nuestro territorio mexicano y por lo tanto de nuestras vidas y la de las futuras generaciones.
L@s invitamos a sumarse a este tejido de resistencias, a articularnos, a honrar, con la continuidad de la lucha y el cuidado por el territorio, la memoria y las enseñanzas de nuestras ancestras y ancestros que garantice el futuro de las próximas generaciones con un convivir justo y armónico entre los seres humanos y con la madre naturaleza que nos da la vida.
¡¡¡¡¡¡¡EL SUR RESISTE, EXISTE PORQUE RESISTE¡¡¡¡¡¡
CONGRESO NACIONAL INDÍGENA
(y otras luchas)