En el día 9 de la caravana El Sur Resiste visitamos la comunidad Xpujil, Calakmul, Campeche; uno de los lugares en donde se construye el tramo 7 del proyecto Tren Maya y, uno de polos de desarrollo que incluye la estación del tren, una base militar, nueve cuarteles militares, seis bancos de materiales, un hotel, un casino y un pozo profundo.
El día comienza con un ritual de agradecimiento a la madre tierra en el centro del Consejo Regional Indígena de Xpujil (CRIPX), en el cual se comparten palabras de agradecimiento por la vida de todos los presentes y se hace el llamado a seguir luchando por la vida.
Después del ritual, comenzamos la marcha por la carretera, el sol quema la piel, se puede sentir la falta de árboles y la sequía que esto genera. Tras más de 20 minutos, llegamos a la zona de construcción de un casino que se planea construir junto con la estación y las vías del tren.
La obra es controlada por el Ejército mexicano que además tiene una base en dicha área, la construcción es monstruosa, miles de árboles han sido talados en esta zona convirtiéndola en un área desértica llena de polvo y piedras; las excavadoras y remolques con material trabajan sin parar mientras decenas de militares vigilan la construcción.
Más adelante, en el corazón de la selva maya y la reserva de la biosfera de Calakmul, se ha anunciado que el Ejército mexicano construirá un hotel con más de 100 habitaciones. Las actividades en esa área han comenzado sin algún tipo de permiso legal, manifestación de impacto ambiental, y consulta con los pueblos originarios de la zona.
Un proyecto ilegal
Frente a la mega construcción que se realizan, compañeros de la comunidad de Xpujil, comienzan a hablar sobre la ilegalidad del proyecto ya que la comunidad de Xpujil cuenta con una sentencia de suspensión definitiva por el Tribunal Colegiado.
El amparo se ingresó desde 2019, primero se recibió una suspensión provisional, y después la sentencia fue ratificada por un Tribunal Colegiado concediendo así la suspensión definitiva que indica que sólo se pueden hacer trabajos de investigación y trabajos administrativos en el área.
Pese a que la orden del juez fue ratificada después de que el Ejercito mexicano impugnara la obra, el gobierno Federal ha ignorado la orden del juez, y la destrucción de esta parte de la selva maya ha continuado en total impunidad.
Después de explicar el proceso legal que han llevado y cómo se ha desacatado la sentencia judicial, el compañero procede a entregar la orden del juez a uno de los mandos militares a cargo de la construcción.
“FONATUR y ustedes, SEDENA están incurriendo en un desacatado y deberían estar preparados para enfrentar cargos legales, y nosotros tenemos el derecho de parar la obra. Ustedes están violando la orden de un juzgado, eso es un delito grave, un delito federal.”
El compañero indicó que la comunidad regresará con actuario para que la obra se detenga de forma inmediata.
Defenderemos el territorio con la vida.
La marcha regresa al centro de la comunidad de Xpujil, en donde se cierra una de las principales vialidades para realizar un mitin político y cultural. Ahí, los compañeros del Consejo Regional Indígena de Xpujil explican cómo el proyecto del Tren Maya ha profundizado la colonización en las más de 89 comunidades indígenas con más de 10 lenguas que habitan esta parte del territorio, ya que imponen formas de vida ajena a las comunidades violando leyes y tratados internacionales sobre el derecho de los Pueblos Originarios a la libre autodeterminación.
Los compañeros también expusieron discriminación de la cual son objeto por parte de los tres niveles de gobierno, ya que, mientras a las comunidades originarias les han negado el derecho a la tierra con el argumento de reclasificar su territorio como reserva natural; al ejercito le abren la puerta para hacer todo tipo de construcciones.
Durante el mitin, también se presentó el testimonio de compañeros/as de la Caravana el Sur Resiste, quienes hablaron sobre cómo en otras comunidades se han llevado asambleas de forma ilegal e ilegítima para vender los derechos de la tierra al Tren Maya.
Tan solo en el tramo de Nicolás Bravo, Quintana Roo, el gobierno ha negado a la totalidad de los ejidatarios la toma de acuerdos colectivos. Las 35 mil hectáreas de selva virgen que el ejido había destinado voluntariamente a la conservación fueron privatizadas para entregarlas al gran capital como el consorcio hotelero de Cancún y a la familia Azcárraga de grupo Televisa.
Un integrante de la comunidad indígena Emiliano Zapata en Candelaria, Campeche, hablante de lengua Chol y miembro de la Organización Regional Resistencia Civil, denunció las amenazas que han sufrido para ser desalojados de su casa y de su territorio.
De acuerdo con el testimonio, una persona de nombre Fernando Humberto Oropeza ha promovido la orden de desalojo y se presentó ante los habitantes de estas tierras en donde familias han cultivado por años. Frente a esta situación, el integrante de la comunidad de Emiliano Zapata dejó en claro que los pueblos defenderán su territorio frente a esta política de despojo.
“Como pueblo Indígena necesitamos un pedazo de tierra para solventar a nuestras familias y lo vamos a defender a como dé lugar, cueste lo que cueste, ya estamos cansado de tantas injusticias de parte del gobierno estatal y federal si tocan a uno tocan a todos, no nos vamos a morir al pie del gobierno moriremos en pie de lucha.”
Después del mitin, regresamos al centro del Consejo Regional Indígena de Xpujil (CRIPX) para compartir alimentos e iniciar nuestro viaje hacia Palenque, Chiapas, la última parada de la caravana el Sur Resiste antes de dar inicio al Encuentro Internacional de Resistencias del Sureste Mexicano, que se llevará a cabo en el CIDECI el 5 y 6 de mayo, y en el cual, pueblos originarios de todo el país, así como organizaciones, colectivos y activistas, se unirán para trabajar en respuestas unificadas frente a la máquina de guerra del Estado mexicano y sus megaproyectos de muerte.