En el día 6 de la Caravana El Sur Resiste, llegamos al pueblo de Candelaria, Campeche, una de las comunidades por dónde el proyecto Tren Maya pasará y tendrá una estación; y en dónde la construcción de las nuevas vías ya está en proceso.
Así se ve en la calle principal, vigas rojas de acero cubren casi la totalidad de la calle mientras que las casas de personas que habitan este municipio, se ven pequeñas a lado del monstruoso proyecto de muerte.
El día comienza con un ritual de bienvenida, en donde se recuerda a Bety Cariño, y en el cual se agradece a la madre tierra por acompañarnos, al mismo tiempo se pide fuerza para continuar con la defensa de la vida en un país en donde la muerte causada por el capitalismo se impone por medio del poder de los malos gobiernos.
Las niñas y niños que forman parte de la caravana encienden el fuego del ritual, hoy también celebramos su resistir, y recordamos que la lucha es también para que ellos y ellas tengan un futuro en este planeta.
Fotografía David Munoz
El día prosigue escuchando los testimonios de habitantes de La Candelaria, quienes explican las afectaciones que la construcción del mal llamado Tren Maya ha generado en su comunidad entre los que se encuentran:
- Desalojos forzados: al menos 300 casas han sido desalojadas desde que el proyecto fue anunciado en esta comunidad; mucha de las familias que no querían vender sus hogares fueron hostigados y presionados para aceptar las compensaciones monetarias.
- Enfermedades estomacales y respiratorias: los miembros de la comunidad hablan sobre un incremento en enfermedades de esta índole desde que comenzó la construcción del Tren a lo que adjudican una peor calidad del agua, y respirar constantemente materiales y sustancias utilizadas en la construcción. De hecho, es fácil notar cómo una capa blanca de polvo que rápidamente se pega en la ropa y el cuerpo cubre todo el recinto debido a su cercanía a la construcción.
- División de la comunidad: el proyecto ha provocado que en la Candelaria haya más divisiones entre las personas que apoyan el proyecto por los falsos beneficios económicos que el gobierno de México ha anunciado, y las personas que se oponen a su construcción por la destrucción ambiental y social que traerá consigo.
- Perdida de cuerpos de agua: entre las afectaciones más graves del proyecto, es el relleno de una parte del río de agua limpia que cruza la comunidad. La comunidad también menciona que humedales dentro de la comunidad han sido también rellenados para poder seguir con la construcción del tren de la muerte.
David Munoz
Después de escuchar la palabra de las compañeras y compañeros de Candelaria, y de otras/os compañeros de comunidades que forman parte de la caravana, salimos a tomar las calles y gritar unidos, ¡Este Tren no es Maya, este tren es militar!
Recorremos las calles, algunas personas de la comunidad se incomodan con nuestra presencia, “Queremos progreso”, gritan algunos, la división que ha generado el discurso del presidente y de sus instituciones como FONATUR son palpables en esta comunidad.
Casi al término de la marcha, llegamos al río, de lado izquierdo se ve ancho e imponente, no parece tener fin y es rodeado de árboles y naturaleza; de lado derecho ha sido cubierto por grava y tierra, solo 10 metros han dejado para que pueda seguir circulando el agua; no hay árboles ya, solo montones de tierra y una excavadora amarilla que empuja tierra sin parar.
Una compañera de la comunidad toma el megáfono y nos pide observar y documentar la destrucción del río. La muerte que trae consigo el mal llamado Tren Maya es cada vez más notorio en todos los lugares en donde su construcción prosigue pese a múltiples amparos que han sido ignorado, violando así la constitución del país y las leyes que el mal gobierno exige al pueblo respetar, pero no a las empresas.
La compañera también menciona que las obras relacionadas con el río nunca fueron consultadas con la comunidad, y la Manifestación de Impacto Ambiental, simplemente no existe. Una violación al derecho a la información, a la consulta de los pueblos originarios, y a las leyes mexicanas.
Después de la marcha, la Caravana parte hacia Valladolid; seguimos la ruta de muerte del Tren con el objetivo claro de visibilizar la destrucción que ya genera, pero también para dar voz a la resistencia de personas en comunidades como Candelaria que se niegan a ser silenciados, y que siguen luchando para defender la vida.
Fotografía David Munoz